Ahora todo ha vuelto a ser como antes.
He vuelto a la oscuridad, me ha vuelto a absorber, y mi familia lo sabe.
Vuelta a empezar: psicólogo, psiquiatra, miradas inquisitivas, sentirme observada, sentir que decepciono, que no soy como creían, que soy un ente frágil y estúpido que ni siquiera tiene el instinto básico humano de supervivencia de autoconservación, porque intento autodestruirme. Patético.
Pero dentro de este conocimiento, de repente sale de la nada un ego enorme que me dice que soy la mejor, que nadie entiende, que es un mundo de idiotas y yo soy la privilegiada que ha nacido con una mente superior al resto. OK, cualquier manual de psicología lo diría; supongo que ese ego viene de la falta de autoestima. Es casi obvio, y también paradójico. Pero todo en esta vida lo es.
¿Qué voy a hacer con mi vida? ¿Qué sentido tiene todo? ¿Vale la pena vivir? ¿Vale la pena morir?
UF. SOLO QUIERO DEJAR DE PENSAR.
Normalmente eso lo consigo tomándome unas cuantas benzodiacepinas...
Pero no. Tengo que trabajar. Tengo que estar bien. Sonreír, y todo eso. Y además, me quedan 8 pastillas para sobrevivir 4 días, así que hay que hacerlas durar.
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