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viernes, 30 de octubre de 2015
¿Quién soy?
De todas formas, voy a intentarlo.
Soy una persona que piensa demasiado. Esa es una de las pocas cosas de las que estoy segura. También pongo mi corazón en todo lo que hago hasta en lo que no debería, pero vivo todo muy intensamente. Es por eso que las cosas me afectan el doble que a los demás.
Me lo tomo todo demasiado en serio.
Soy vegana desde hace 7 años, siempre me han gustado mucho los animales, porque no juzgan y son inocentes.
Soy una persona creativa; me gusta escribir, dibujar, leer, pintar, e imaginarme cosas. Nunca he tenido otro talento especial porque he sido muy inconstante con todas las actividades que he empezado. Empecé guitarra, la dejé. Empecé piano, lo dejé. Y así con gimnasia rítmica, teatro, y muchas más. Lo empiezo porque me apasiona, porque creo que voy a llegar lejos en esa materia, pero unos días después no sé qué estoy haciendo ahí.
Respecto a lo mismo, no sé si soy introvertida o extrovertida. Depende del día, la hora y con quién esté. Puedo ser lo que sea. Precavida u osada. Simpática o antipática. Soy lo que a la gente le haga feliz mientras quieran estar conmigo.
Los demás me consideran muy tranquila, porque es lo que ven por fuera. No quiero que nadie se preocupe por mí, pienso que los voy a molestar. Lo que también me han dicho cuando se han enfadado conmigo es que soy egoísta y manipulo a la gente a mi conveniencia. A veces me doy cuenta pero la mayoría de veces lo hago sin querer.
No me gusta por tanto hacer daño a otras personas, así que cuando estallo de rabia la descargo contra mí misma.
A veces no se si lo que vivo es real, o es que soy parte de una película. Esto último sinceramente no sé expicarlo bien, lo siento así.
Creo que es una descripción bastante pobre pero es que, sinceramente, no sé responder.
sábado, 24 de octubre de 2015
Antes de tomar mi corazón, reconsidéralo
Soy una persona muy apasionada e intensa. Necesito hartarme de ti. Sudarte, cansarme de verte, de decirte lo que siento. Abrirme sin que me importe asustarte.
Todo esto es parte de mí, parte de mí filosofía. Pero me estoy conteniendo. Porque en estos tiempos que corren, tenéis miedo. Miedo a sentir. Miedo a comprometeros. Miedo a rechazar y a ser rechazados. No se puede seguir así. Basta ya.
¿Por qué tanto miedo? Me lo habéis contagiado a mi. Claro que no es el mismo miedo. Yo tengo miedo a dar con algunos de vosotros, chihuahuas temblantes y aterrorizados de vivir. Sois muchos. Odio tener que ser alguien que no soy yo, alguien desganado, precavido, como quien se acerca a una mosca para atraparla sin que huya. ¿Por qué no podemos sentir libremente? Tengo miedo de ahuyentar a todo aquel que a la mínima escucha esa alarma que tiene incorporada para correr en una dirección (y seguramente, hasta zigzagueando porque, ya sabéis, toda precaución es poca)
Vuelvo a decir, soy una persona muy intensa. Todo lo voy a sentir al máximo. Y puede que eso te asuste. Bueno, dime ¿qué te asusta? ¿No sabes lo que quieres? ¿Hacerme daño? ¿Hacerte daño?
Vive, ¡por favor! De la vida se aprende. Ten curiosidad, pregúntate ¿qué pasaría si...? Y si al final resulta que no, perfecto, algo has aprendido. Si luego resultas herido, bueno. Siente el dolor. Grita. Llora. Si lo que pasa es que no sientes nada, dilo. Di: Stop. No me encuentro a gusto. HABLA. No pasa nada. Pero supera tus miedos de una vez.
Avanza.
Colores y frutas
Cada persona tiene un tono de color propio. De hecho, algo así leí en un artículo del gran Risto Mejide. "Tengo gamas de ti". No vengo a hacer un artículo copia, ni un vulgar artículo de opinión. Si queréis leerlo, ya sabéis. Google Search da para rato.
Simplemente, esto de los colores es algo que siempre he percibido. Es como una forma infantil de comprender las relaciones y personalidades humanas. Con infantil no estoy usando un adjetivo despreciativo, desde mi punto de vista, lo infantil es lo más puro, lo más básico, lo más inocente y que mejor se comprende por todos.
Cada uno tiene un color especial, muchas veces una especie de combinación de gamas tornasoladas, que se unen como los colores rojo azul y blanco de las pastas de dientes.
Cuando una persona conoce a otra; ¿qué pasa? Como explicaré más adelante, percibo esto como la famosa (y tediosa) versión de la media naranja (,ya veréis el por qué).
Muchas veces al conocer a personas, (y con conocer me refiero a realmente lograr abrirse hacia alguien y que se abran a ti, o que como mínimo se comparta una experiencia, un recuerdo, una lección de vida) tus colores se unen con los de esa persona. Pueden no mezclarse, pero tal vez completas tu gama con algún nuevo color que has visto en el compañero, a veces ellos completan la suya, o a veces ambos modifican algo. Muchas veces se sustituye un color del otro por uno que tenías antes y en fin, todas las posibles variantes.
Pero ahora voy a dar un giro y voy a poner un ejemplo.
"Él era rojo, y le gusté porque yo era azul. Cuando me tocó, yo, de repente, era de un color liláceo. Y ahí él decidió que el lila no era para él." - Ashley Frangipane
Muchas veces cambiamos adaptándonos demasiado a los demás, olvidando que la razón por las que están con nosotros en un principio es porque tenemos nuestro color particular. No dejemos de ser quienes somos. Está bien modificar algunas cosas que aprendemos de los demás, porque de eso se trata crecer. Pero como alguien ya ha comentado, no se pueden ser medias naranjas. Porque las medias naranjas no pueden rodar por sí solas, necesitan de la otra mitad para seguir su camino. Y no. Somos colores (o frutas) diferentes, especiales, y no nos hace falta nada más para serlo. Deja que te quieran por lo que eres. Y aprende de una vez que el primer y más puro y auténtico amor es el propio. Si a ese paso aún no has llegado, ya sabes por dónde empezar.